ACTUALIDAD - Nodo Género y Políticas de Equidad

sábado, 6 de marzo de 2010

'Tenemos que hacer lo que está escrito'

Por Thalif Deen - 5.3.2010

Uno de los asuntos recurrentes de las sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de las Naciones Unidas, que se iniciaron este lunes, son los logros y los fracasos de la llamada Plataforma de Acción de Beijing. Thoraya Ahmed Obaid, directora ejecutiva del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) analiza la situación.

En la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, realizada en China en 1995, 189 jefes de Estado y de gobierno adoptaron la Plataforma de Acción que, entre otras cosas, urgió a los estados miembros del foro mundial a derogar de sus legislaciones las normas discriminatorias.

'Uno de los logros clave es el amplio reconocimiento que se le ha dado a la igualdad de género y su instalación como un tema pivote del desarrollo', señaló Thoraya Ahmed Obaid, directora ejecutiva del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).

La igualdad de género ha sido un componente significativo de la Plataforma de Beijing, pero también del Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, de 1994, y de los Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio (ODM), adoptados por la Asamblea General en 2000, apuntó.

Otro de los logros que merecen ser celebrados es el hecho de que esté por alcanzarse la ratificación universal de la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), añadió Obaid. Pero 'no podemos quedarnos en las palabras. Tenemos que llevar a la práctica lo que está escrito', remarcó.

La directora ejecutiva del UNFPA dijo que la comunidad internacional debe destinar los recursos humanos y económicos adecuados para luchar contra la desigualdad de género, la violencia contra la mujer, la mortalidad materna y la discapacidad. Los gobernantes no sólo deben declarar su compromiso, deben probarlo con asignaciones tangibles de recursos humanos y económicos.

-Desde la perspectiva del UNFPA, ¿qué espera de estas dos semanas de sesiones de Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW, por sus siglas en inglés), de 45 miembros?

Mi principal expectativa es que los estados miembros y las organizaciones no gubernamentales realicen un análisis estimulante y cuestionador de los avances de la Plataforma de Acción de Beijing.

El paquete de recomendaciones de Beijing sigue siendo extremadamente relevante para el sistema de las Naciones Unidas, para los ODM y para la agenda del Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, con el que colabora el UNFPA. Espero que las discusiones se concentren en cómo lograr que converjan esas cuestiones clave.

Por ejemplo, los compromisos sobre los derechos femeninos, la reducción de la pobreza y el empoderamiento de la mujer son mandatos comunes que se refuerzan entre sí. Debemos trabajar sobre nuestras experiencias exitosas en algunos países y comunidades para que adquieran relevancia y se implementen soluciones sostenibles en el ámbito local.

También me interesa saber más sobre quienes hacen trabajo de campo para garantizar que los derechos de las mujeres estén consagrados legalmente, pero también que se implementen en el ámbito comunitario, donde ocurren la mayoría de las violaciones.

-¿Cuáles son los logros y los fracasos de la Plataforma de Acción de Beijing? ¿Cuánto se pudo implementar y qué queda por hacer, en especial en materia de derechos reproductivos?

Un aspecto clave es la importancia que se le da cada vez más a la cuestión de la igualdad de género en todos los asuntos de desarrollo, humanitarios y emergentes, desde el cambio climático hasta la crisis financiera.

Los compromisos internacionales permitieron mejorar la receptividad hacia las cuestiones de género en el ámbito parlamentario en muchos países y facilitaron un cuerpo significativo de instrumentos de derechos humanos para proteger y promover los derechos de la mujer.

-¿Se 'aprendieron lecciones' en materia de empoderamiento de género?

Espero que haya un gran intercambio Sur-Sur porque es muy rico y tiene una relevancia inmediata. Hubo logros, pero el resultado final, y por el que luchamos –la implementación de todas las leyes y programas que permitan la equidad de género—sigue siendo esquivo. Espero poder compartir historias de logros y pruebas de cómo podemos hacer más real una verdadera equidad de género.

-¿El empoderamiento de género es percibido como un desafío?

Todos sabemos que alcanzar la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer es un desafío para toda la sociedad, hombres y mujeres. No es un asunto femenino, sino de toda la sociedad.

Cuando las mujeres pueden participar, cuando no sufren violencia, cuando pueden parir sin morir ni quedar lesionadas, cuando pueden recibir educación y ganarse su sustento, todo eso es bueno, no sólo para ellas, sino también para los hombres.

-¿Los hombres tienen algún papel que desempeñar en materia de empoderamiento de género?

Cuando hombres y mujeres mantienen una relación de respeto y se reconocen como compañeros iguales, el benficio será mutuo. Una lección que aprendimos es que no podemos alcanzar la equidad de género sin la participación de muchos actores.

Estamos aprendiendo a involucrar a nuevos colaboradores para identificar y trabajar por los intereses y objetivos comunes. Eso es lo que estamos haciendo en el UNFPA.

La agencia realizó un estudio sobre equidad de género en Azerbaiyán que comparó la Cedaw con numerosas referencias y varios libros musulmanes reconocidos. Se encontraron muchas similitudes con el Islam, aunque también identificamos las diferencias.

Surgieron cuestiones de mutua preocupación como la violencia contra la mujer, el matrimonio precoz, el respeto por la dignidad femenina y la igualdad en la economía y en la participación política. Las conclusiones sirvieron para elaborar materiales de capacitación para sensibilizar a los líderes religiosos.

-¿Qué desafíos todavía quedan por afrontar?

El principal desafío es la necesidad de lograr una equidad de género abarcativa, consistente y sostenible allí donde cuenta, en el terreno, en la vida de las mujeres, y sí, también de hombres, en sus comunidades. La equidad de género se refiere a mujeres y hombres.

En las sesiones de la CSW urgiré a los delegados a que definan formas para respaldar enfoques que permitan que quienes se consideran guardianes de las estructuras, de los sistemas y de las instituciones sociales se apropien de los derechos humanos y de la equidad de género y también para los nuevos facilitadores comunitarios del cambio.

Las nuevas alianzas que se construyan deberán partir de la base común de que parte del proceso de cambio es cuestionar las prácticas existentes y llegar a un entendimiento sobre los principios relevantes en materia de derechos humanos. Eso requiere negociaciones y debates dentro de las comunidades, con la participación de mujeres y hombres.

Otro desafío es buscar la forma de pasar la antorcha a la generación más joven para que encuentren su manera de luchar contra la desigualdad de género. Puede ser diferente a la que encontró mi generación, porque los jóvenes viven en un nuevo siglo, con su propia dinámica y tienen su forma de lograr los cambios.

Tenemos que analizar de qué forma la generación más vieja instruyó a las mujeres y a los hombres jóvenes y facilitó el espacio necesario para que puedan ocupar un lugar central, tomen el micrófono y nos digan qué sienten y qué piensan sobre estos asuntos y cómo podemos abordarlos.

Fuente: Artemisa Noticias/IPS

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